Que tonto, que ciego, ilusionado me pase esa tarde eligiendo que me pondría, soñando con verla, besarla, escucharla. Ella solo quería terminar lo nuestro, algo que apenas había empezado, que recién contaba con unos besos.
Quizás lo correcto habría sido dejarla ir, se que algunos me juzgaran de mal amigo o de traidor, pero no podía, la sujete del brazo, la abracé, le rogué entre lagrimas que no se alejara de mi, me rompía el corazón en mil pedazos. Ella se resistía, pero al final no pudo mas, me abrazó, me besó, volvió su mirada a mi.
También fui uno de los que pensó que jamas haría tal cosa, "joder a un amigo", pero en mi verdad yo no buscaba molestar a Mariano, en mi mente, en mi cuerpo, en mi alma lo único que buscaba era estar con la mujer que amaba, no me sirvió la fuerza de voluntad, ni negarlo ,era algo que se salia de mis manos y control. Como un sentimiento incontrolable, solo el que lo siente podría entenderme.
La lleve abrazada por la calle, con la impunidad de los desconocidos. Elegimos un bar que se veía tranquilo. Ella pidió un café, sin faltar a mi estricta dieta preferí un submarino, sonrió, me acarició la mejilla, "a veces sos como un niño". Se sentó muy cerca mio, mientras la escondía en mis brazos, la lleve de a poco a olvidar todo, la divertí contándole anécdotas, ella se animó a contar de su infancia, como dos enamorados que se están conociendo, sin culpas ni problemas. Cada tanto le robaba un beso, ella me correspondía. Me sentí feliz, completo.
Ella se fue en un taxi, como bobo me quede mirando mientras se alejaba, sintiendo su sabor en mis labios. Gire para volver a casa, eso es todo, el puño se hundió en mi estomago, caí al piso, doblado por el dolor. Mi realidad cálida, hermosa, se transformó en un dolor profundo y el frió del piso mojado.
También fui uno de los que pensó que jamas haría tal cosa, "joder a un amigo", pero en mi verdad yo no buscaba molestar a Mariano, en mi mente, en mi cuerpo, en mi alma lo único que buscaba era estar con la mujer que amaba, no me sirvió la fuerza de voluntad, ni negarlo ,era algo que se salia de mis manos y control. Como un sentimiento incontrolable, solo el que lo siente podría entenderme.
La lleve abrazada por la calle, con la impunidad de los desconocidos. Elegimos un bar que se veía tranquilo. Ella pidió un café, sin faltar a mi estricta dieta preferí un submarino, sonrió, me acarició la mejilla, "a veces sos como un niño". Se sentó muy cerca mio, mientras la escondía en mis brazos, la lleve de a poco a olvidar todo, la divertí contándole anécdotas, ella se animó a contar de su infancia, como dos enamorados que se están conociendo, sin culpas ni problemas. Cada tanto le robaba un beso, ella me correspondía. Me sentí feliz, completo.
Ella se fue en un taxi, como bobo me quede mirando mientras se alejaba, sintiendo su sabor en mis labios. Gire para volver a casa, eso es todo, el puño se hundió en mi estomago, caí al piso, doblado por el dolor. Mi realidad cálida, hermosa, se transformó en un dolor profundo y el frió del piso mojado.
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