Sin mas que una sonrisa apresurada se presento, su nombre "Ximena Paz", la secretaria del padre de Mariano, ella me miraba como esperando mi reacción, yo seguía atónito aferrado al picaporte, de pantuflas de anciano y con cara de tonto. Impaciente me dijo "me invita a pasar?".
Nos sentamos en la sala, y torpemente le acerque una vaso de jugo, mojando su falda con un par de gotas, a lo que mas torpemente aun me tire cual jugador de rugby haciendo try sobre ella con una servilleta medio grasienta que encontré en la cocina, educadamente me aparto de su lado y sonriendo medio por compromiso me dijo "no te preocupes". Ese día fue a buscarme porque era el ultimo de los recursos que el padre de Mariano tenia para hacerlo volver a Buenos Aires. Sin darme mucho detalle me explico que por fin habían descubierto su paradero, estaba bien, sin dinero pero bien, en algún lugar llegando a la frontera con Bolivia.
Después de una fuerte discusión con el doctor Mendez (padre de Mariano), se fue llevándose cuanto mucho dos calzoncillos, y una muda de ropa, aparte de lo puesto, dejo todo, celular, computadora, tableta, lo que sea que permitiera comunicarse con el. Unos amigos de la familia lo encontraron con barba larga y onda vagabundo haciendo pulseritas cerca de Bolivia, le ofrecieron traerlo, pero no quiso saber nada. Así fue que el Doctor se entero del destino de su hijo y fue a buscarlo, hasta que lo hallo, pero el no quiso ni verlo.
Casi suplicando Ximena me pidió que fuera a buscarlo, me dijo "el siempre le hablo al Doctor de vos, de lo importante que sos para el, confía en vos, podes convencerlo de que vuelva, o al menos de que acepte el dinero que el Doctor le quiere enviar para que no este vagando por las calles ".Por un momento sentí que el corazón se me hinchaba, nunca pensé que mi opinión, mi persona, o mi existencia fuesen importantes para el, realmente eramos amigos, y yo en la costumbre de la rutina no me había dado cuenta de ello, tenia un amigo, como eso de los mejores amigos, casi hermanos, o quizás exageraba.
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