Lo pensé durante un día, me acosté mirando el techo y me plantee los pros y contras de esta situación, pero dentro mio sabia que era casi mi deber ir por el, después de todo era mi único amigo habitual, ya que aun no me acostumbraba a la palabra "mejor amigo".
Revolví todo mi cuarto, pensando en que seria conveniente llevar, ni siquiera sabia cuanto tiempo estaría rogándole que regrese a su casa. Acomode una mochila, de esas onda mochilero que pesan mas que tu propio peso, me puse zapatillas altas, considerando que seria medio aventurado el viaje, y no sabia que terrenos debería andar, y con los suficientes botes de protector solar y cremas anti alergias, procedí a limpiar mis anteojos, y cerré con llave la puerta de casa. Deje una nota para mi mamá y dinero para la comida del perro, luego la llamaría para que se quedara tranquila, pero esto era algo impostergable y que tenia que hacer si o si, después de todo era mi amigo.
El colectivo circulaba de manera pesada, quizás por todos los pasajeros que llevaba, que de turismo decían, mentira no me engañaban seguro el 80 % se dirigía a Bolivia a buscar ropa para la reventa. Baje en Jujuy y fui a dejar mis cosas en el hospedaje, donde ya me esperaban. Tome un baño, y salí a buscar a Mariano. Me habían indicado con un mapa la zona donde lo habían visto por ultima vez, sinceramente no tenia ganas de caminar mucho, rogaba por dentro mio dos cosas: encontrarlo en el lugar indicado, y que acepte pronto volver.
Para mi media alegría una de las cosas que rogaba se dio.
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