jueves, 28 de julio de 2022

"CHICO NORMAL BUSCA CHICA EXTRAORDINARIA (25)"

 Probablemente volver a verlo solo me recordó que harta estaba de los dos, uno era un reverendo tarado y al otro le faltaba coraje. Sentía que nada había cambiado, ahora se había convertido en una especie de fantasma que levitaba entre su trabajo y su casa. Las paredes se caían a pedazos al igual que su humanidad, ya no existía más, solo era una sombra transeúnte en este mundo, mi corazón se debatía en amarlo, mientras mis manos ardían por cachetearlo y rogarle que despertara de su letargo.

 

Como le podría confiar a él algo tan importante, no estaba listo, la persona que debería hacerse cargo ya estaba absolutamente fuera de mi vida y jamás había sido parte de la vida de mi hija. Al poco tiempo de llegar a Jujuy volví a mi rutina a mi vida de antes, estaba comenzando a reponerme, mi ánimo mejoraba, mi desilusión pesaba menos, y en ese momento me entere, la noticia fue como un balde de agua fría, una tarde calurosa vendía artesanías, y de repente un fuerte mareo, asumí que era por el calor, pero no, era la forma en que mi pequeña hija me hacía saber que no había vuelto sola desde Bs As. estaba esperando una hija de Mariano, sentí que sería un arma en las manos de mi ex, una especie de cadenas que me arrastrarían de nuevo a esa ciudad que me había convertido en una sombra, ese lugar donde desaparecí y me perdí.

 

Buenos Aires era un mal recuerdo para mí, era sentirme como si no fuera nada, el frio desprecio de Mariano, sus burlas, sus infidelidades, solo tenía a Máximo, solo esos pocos besos y esos cálidos abrazos me hacían sentir en casa, pero la culpa me traspasaba, aunque el otro se lo merecía, pero no podía con Máximo, no podía hacerlo objeto de mi venganza o despecho.

 

Me molestaba su absoluta sumisión a Mariano, necesitaba que se despertara, el solo me vio partir, sin tener el valor de buscarme. Al fin de que serviría, al verme embarazada solo procuraría que yo volviese con su amigo.

 

Lo que ahora importaba es que yo sabía que me quedaba poco tiempo, y no podía dejar a mi hija desamparada, yo no tenía familia, era una ciudadana de las calles, tenía una pequeña casita que alquilaba, en Jujuy la gente había sido cálida conmigo y me quedé allí, la elegí como mi casa desde que tenía 14 años apenas. Pero no podía dejar sola a una niña tan pequeña, necesitaba que alguien cuidara de ella, pensé en ver a Mariano saber si seguía siendo el de antes, juro que, si la enfermedad no se hubiera cruzado, jamás habría vuelto, seguiría sola con mi niña, vendiendo artesanías, llenándonos del sol en la plaza, respirando los cerros, pero no había posibilidades para mí.